Aún cuando el semáforo epidemiológico se encuentra en naranja y las autoridades locales afirman qué hay disponibilidad de camas para pacientes que contrajeron el COVID-19, la realidad es que todos los nosocomios se encuentran prácticamente abarrotados y sin posibilidad de recibir más contagiados.
En la página oficial en la que se muestra el porcentaje de ocupación de los hospitales tanto en el número de camas como los que tienen lugares para dar oxígeno y los de cuidados intensivos, se dice qué hay todavía espacios, la realidad es que están abarrotados.
Un sondeo realizado en los diferentes hospitales tanto de la Secretaría de Salud (SESA) como del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), refiere que el sistema está prácticamente colapsado.
Un dato curioso es que tanto el ISSSTE como el IMSS, tienen datos más apegados a la realidad, sin embargo, las cifras que maneja la SESA a cargo de René Lima Morales, muestran un peligroso desfase que está dando confianza a la población de que no existe la gravedad por la pandemia que se vive.
Médicos de los diversos nosocomios de la SESA, afirman que la situación se ha descontrolado y que es peor incluso que lo registrado durante los meses de mayo, junio y julio.
En las redes sociales se observa continuamente fallecimientos de familiares, amigos y conocidos de los usuarios, aunado a la constante búsqueda de oxígeno para los contagiados.
Y mientras está realidad se puede palpar a diario, las autoridades peligrosamente no reconocen la gravedad y permiten que los tlaxcaltecas se confíen con el semáforo naranja, dejando que actividades no esenciales sigan registrándose.